Había probado W7 en máquinas virtuales y vista la respuesta de “la candidata a sacar a la venta” ayer me decidí a instalarlo en el portátil (no en el mini sino en “el normal”) puesto que es un portátil que, desde que tengo el chiquitín, apenas utilizo.
Es un Amilo Pro V2020 – Fujitsu Siemens: Pentium 1.60 GHz – 1 GB RAM.
Lo tengo desde junio del 2005 así que no sabía si lo aceptaría (el Vista ni se me ocurrió probar). Todos lo drivers son para XP
Esta entrada en realidad era para anotar qué ocurre si instalamos W7 desde XP (en mi caso):

Aunque seleccionemos “Instalación personalizada” se instala en la unidad seleccionada pero NO LA FORMATEA –ni nos lo pide.

Una vez terminada la instalación tenemos la carpeta WINDOWS.OLD del anterior sistema operativo, así como también la carpeta Archivos de programas, etc.
Una vez terminada la instalación y viendo que había ocurrido eso tuve que reiniciar con el DVD de W7 y volver a instalar. De esta forma sí que cuando seleccionamos la unidad en la que  instalar tenemos (debajo) “Opciones de la unidad”: Dar Formato (entre otras)
El resultado de W7 en el portátil es muy satisfactorio (por no decir, excelente), con la salvedad de que en cuanto a gráfica no puedo disfrutar al máximo de las novedades del mismo (miniaturas de ventanas, transparencias…) y no puedo actualizar los drivers.
No ha requerido la instalación aparte de absolutamente nada (hardware)
Funciona tan rápido –o más- que XP Pro (el que siempre he tenido)
Ahora me queda ir instalándole los programas y ver cómo se comporta.

Para poder formatear la unidad de instalación de W7, iniciar la instalación arrancando con el DVD en el lector (o reiniciar, una vez lo hemos introducido, estando en un sistema arrancado)

Nota: Se puede eliminar manualmente Windows.old y el resto de carpetas relacionadas con la anterior versión del Sistema Operativo… pero preferí hacer la instalación totalmente limpia.