Se subió en la moto, una escúter a la que le faltaba potencia para cargar con un tipo de sus dimensiones por toda Barcelona. Era verano, llevaba pantalón corto, metió todo en los bolsillos y se dirigió a cenar con los amigos… Pero su smartphone de más de 500 euros no resistió el estrecho contacto con sus abrasivos compañeros de viaje.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/08/22/actualidad/1408729241_274896.html
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