Instalación – DVD = USB

Normalmente, la instalación de un nuevo sistema operativo, en fase Beta, Release Candidate o cualquier otra versión que esté disponible para descarga, va acompañada de un proceso previo de preparación de un DVD, con capacidad de arranque de la maquina. Esto al final no es más que coger la imagen .iso y pasarla al medio físico, en todo caso un DVD, o CD según corresponda.

Aunque aparentemente no hay nada de malo con este procedimieno, hay otras formas más rápidas, económicas y ecológicas de realizar estas mismas labores. Antes de empezar la disertación acerca de las ventajas de un método sobre el otro hablemos del motivo que realmente dio origen a este post.

Hace ya algún tiempo que publiqué un video en Edge, explicando como preparar un pendrive para que se pueda arrancar una instalación de Windows 7 desde dicho dispositivo. O lo que es casi lo mismo, realizar una instalación, sin necesidad de grabar previamente la imagen .iso de Windows 7 que nos hemos descargado de la web, a un DVD. Una de las cosas que comento en el video es que muchos pendrives vienen ya preparados para que se pueda arrancar el ordenador con ellos. Sin embargo, rebañando los que había por casa, me he dado cuenta que con muchos tenía que realizar tareas adicionales para poner esto en marcha. Más que nada, porque no había forma de meterles el código de arranque con el comando bootsect.exe, al que se hace referencia en el video. Lo mismo os pasará a vosotros, si al igual que yo tenéis pendrives de estos del “Todo a 100”.

Bueno, pero no hay que desesperarse porque la situación no es irreversible, lo que tenemos que hacer es pasarles un buen “cepillo” e recrear toda la estructura del sistema de ficheros.

En resumen, lo que haremos será recurrir al diskpart para limpiar el pendrive y recrear su estructura. Después de lanzar el diskpart y seleccionar el disco correpondiente al dispositivo USB debemos ejecutar los siguientes comandos:

clean

create partition primary

format fs=FAT32 label=”<Nombre del volumen>

active

 

Con esto, limpiaríamos la tabla de particiones, recrearíamos la partición primaria, la formatearíamos y la marcaríamos como partición activa para el arranque. Llegados a este punto, nuestro pendrive estaría listo para que se pueda escribir el código de arranque con el comando bootsect.exe y se le pueda aplicar la receta del vídeo.

Os dejo con el video, para que tengáis tooooda la información acerca de como hacer esto antes de volver a mis divagaciones iniciales…

 

Volviendo al razonamiento anterior, donde me refería a las ventajas de este método de instalación como siendo más rápido, más económico y más ecológico, veamos en detalle los “porqués”…

 

Más rápido…

No hace falta una prueba demasiado científica para poder concluir que, en general, la instalación desde USB se realiza en algo menos de tiempo que cuando recurrimos al DVD. La diferencia en los tiempos de acceso ya de alguna forma nos deja antever el resultado. De todas formas, la prueba que hice para llegar a un resultado más creíble, fue hacer dos instalaciones sobre el mismo hardware. Aunque los valores absolutos no nos sirvan como indicador, porque dependen bastante del hardware que tenga cada uno, en términos comparativos sí que nos sirven para verificar cuál es el método que menos tarda y de cuanto estamos hablando. En mi prueba, la instalación desde USB tardó 19m:30s contra los 24m:30s del DVD. No está mal, un 20,4% menos.

Más económico…

Realmente, el aspecto económico es un poco relativo, ya que en los escenarios comunes para el uso de los dos tipos de dispositivo, el significado de ese coste viene asociado a la posibilidad de reutilización, o no, del soporte físico.

Lógicamente, un pendrive por permitir su reutilización entre versiones, saldrá más económico que el tradicional método de grabar un DVD por cada versión.

Si os va el rollo de los números y análisis comparativos, aquí tenéis un ejemplo para un pendrive de 4GB y una tarrina de 10 DVDs, que he sacado tras unas consultas a una de las miles de tienda online. Esto no tiene ningún valor en términos absolutos, porque el pendrive nos permite mucho más que las 10 utilizaciones que conseguiríamos con la tarrina de DVDs. Es sólo una curiosidad que nos permite comparar las dos cosas y además nos deja ver cuánto pagamos de impuestos en cada caso. 🙂

 

 

Precio

Canon

Iva (16%)

Total

Memória USB 4GB

10,35€

0,30€
(0,35€ c/ IVA)

1.65€

12,35€

Tarrina 10 DVDs vírgenes (DVD+R) 

6.90€

 
0,44€ por unidad
(0,51€ c/ IVA)
(10 unidades = 5,10€)

1.10€

13,10€

 

Claro está que si utilizamos un DVD regrabable (DVD+RW o DVD-RW), que nos permite la reutilización del soporte físico al igual que el pendrive, podríamos bajar el coste a menos de 3€, pero el rendimiento seguiría siendo inferior al del pendrive.

Para los más curiosos, si queréis saber exactamente cual es el canon aplicable a cada tipo de soporte o dispositivo, o incluso saber más acerca de la motivación legal para esta tasa, podéis consultar la Orden ministerial 1743/2008 del 18 de junio de 2008, publicada el 19 de junio de 2008 en el BOE n°148.

http://www.boe.es/boe/dias/2008/06/19/pdfs/A27842-27844.pdf

Más ecológico…

Y para finalizar pensemos en verde. No, no estoy hablando de cerveza, aunque pensándolo bien… Bueno, adelante que yo soy más de cocteles…

En este punto los argumentos son muy similares a los que hemos visto en el punto anterior. Los soportes que no permitan su reutilización entre distintas versiones, generan una mayor cantidad de residuos para reciclar. Así que, aquí también hay una clara ventaja para los pendrives y los DVDs regrabables.

 

Una última sugerencia respecto a este tema: si en lugar de un pendrive de 4GB, cogéis uno de 8GB, podéis guardar en el mismo dispositivo, la imagen .iso y su contenido, listo para arrancar. Esto nos permite usar un único dispositivo tanto para instalar maquinas físicas como maquinas virtuales. Además, como las imágenes .iso se pueden “compartir” entre distintas máquinas virtuales, de esta forma podemos también instalar varias a la vez.

Yo no sé vosotros, pero yo ya ni me acuerdo de la última vez que tuve que recurrir a un DVD para instalar una maquina. Así que, aunque sean del “Todo a 100”, yo seguiré feliz y contento con mis pendrives, que ya les he cogido cariño después de tantas instalaciones juntos.

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